La logística abarca diferentes etapas de un producto, desde su inicio y producción, hasta su almacenamiento y transportación al consumidor final. La logística de salida, también conocida como la logística de distribución, se encarga de cuidar la producción, hacer inventario, empacar los pedidos seleccionados, generar facturas precisas y monitorear el camino del producto desde su salida del almacén hasta su llegada al cliente final. Las fallas posibles en la ejecución de estas actividades finales pueden resultar en la insatisfacción del cliente y generar problemas en la empresa. Es necesario considerar todos los escenarios posibles que pueden llegar a afectar la recepción final del producto.
El transporte es de vital importancia en esta parte del proceso logístico, ¿en qué condiciones llegará el producto?, ¿qué tipo de transporte se necesita para un producto en específico?, ¿cuál es el tiempo aproximado de entrega? Planificar las rutas anticipadamente y con precisión, registrar correctamente la información del pedido, y agilizar las funciones de selección, etiquetado, embalaje son algunas medidas que se pueden tomar para evitar errores. De lo contrario, estamos sujetos a diferentes factores que no consideramos por falta de cuidado y esto afectará nuestro resultado. El papel de la logística será prevenir, lo más posible, factores que puedan ocasionar retrasos o penalizaciones. Los retrasos pueden ocasionar gastos innecesarios tanto para el vendedor como para el cliente, no sólo hablamos de gastos monetarios: un mal manejo del tiempo por parte de una empresa puede resultar en que el cliente cambie de proveedor. Hay que cuidar los vínculos con las personas que han depositado su confianza en nosotros.