El gobierno mexicano, liderado por la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum, ha adoptado una nueva perspectiva en relación con la producción de maíz amarillo. A continuación, analizaremos los aspectos clave:
Contexto:
Durante la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, se implementó una política para reducir drásticamente las importaciones de maíz amarillo, principalmente de Estados Unidos. El objetivo era fomentar la producción local.
Sin embargo, esta estrategia no logró los resultados esperados, y México continuó siendo un importante comprador de maíz amarillo transgénico estadounidense.
La nueva postura:
El próximo secretario de Agricultura, Julio Berdegué, ha declarado que el enfoque no es reducir las importaciones, sino aumentar la producción de maíz en general. La autosuficiencia en maíz blanco será prioritaria, mientras que la autosuficiencia en maíz amarillo no será una meta central durante este sexenio.
Berdegué también señaló que México podría seguir importando maíz para alimentar al ganado y satisfacer la creciente demanda de carne en la población.
Desafíos y consecuencias:
La decisión de abandonar la búsqueda de autosuficiencia en maíz amarillo plantea implicaciones para los agricultores y la seguridad alimentaria.
En 2024, ya se observan miles de hectáreas abandonadas y riesgos significativos para quienes aún siembran maíz. Los costos de producción son altos, y las cosechas no garantizan beneficios sustanciales.
En resumen, el gobierno de Sheinbaum priorizará la autosuficiencia en maíz blanco y no buscará reducir drásticamente las importaciones de maíz amarillo. La situación plantea desafíos, pero también la oportunidad de encontrar un equilibrio entre la producción local y las necesidades del país.